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Editorial

Viernes, 19 de Mayo de 2023

EL PODER CORROMPE

“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

 LORD JOHN EMERICH EDWARD DALBERG-ACTON (1834-1902).

Que casi todos los políticos y gobernantes del mundo son, de una o de otra forma, corruptos, es algo que todos deberíamos tener bien claro. La corrupción no necesariamente es debida a la percepción de miles o millones de dólares por coimas o sobreprecios en las obras públicas, también hay corrupción en hechos aparentemente menores (nombrar a parientes y amigos inútiles en cargos rentados por el Estado; enviar a sus hijos al colegio en un auto oficial; vender pasajes gratuitos recibidos del Estado por su cargo y no utilizados). 

Lamentablemente, muchas personas no lo tienen claro y entonces discuten acaloradamente con quienes no piensan como ellos, defendiendo porfiadamente a esos políticos a los que ni siquiera conocen personalmente, y que tampoco merecen ser defendido por nadie. La corrupción tiene muchos matices, algunos peores que otros, pero no deja de serlo en todos los casos.

América Latina es la tierra de la corrupción por antonomasia. Generalmente los políticos cuando comienzan su carrera o son elegidos por un buen número de conciudadanos, ilusionan a gran parte de los observadores, pero su casi invariable final es que terminan en la decadencia y el oprobio, empobreciendo a sus conciudadanos y siendo rechazados por la mayoría de la gente. Que después elegirá a otros políticos que volverán a hacer lo mismo que sus predecesores. Los ejemplos que podrían citarse son verdaderamente innumerables.

Las ilusiones con los nuevos líderes y nuevos gobiernos ocurren una y otra vez a lo largo de los tiempos.  Eso también ocurre con las revoluciones triunfantes, como ocurrió con la revolución cubana y Fidel Castro (a partir del 1º de enero de 1959). Pero también sucedió después con los militares “peruanistas” de Velasco Alvarado en Perú en 1968, los sandinistas de Nicaragua (comenzaron su revolución en 1979) y con el coronel Hugo Chávez en Venezuela, entre tantos otros.

Lo mismo ocurre con ex presidentes en Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia y varios países de Centroamérica, procesados por delitos de corrupción contra el Estado y en algunos casos condenados.

En una palabra: tenía razón Lord Acton. El poder tiende a corromper. A veces solamente tiende, pero generalmente, corrompe. Y a veces, corrompe absolutamente.

Carlos Canta Yoy